HISTORIA

“EJECUCIÓN DE LOS COMUNEROS DE CASTILLA”
ANTONI GISBERT

Muchos de vosotros, seguramente, habéis entrado en el Palacio de las Cortes de Madrid el día  6 de Diciembre.  Seguramente os habrá impresionado el lugar y su bella decoración.  En esta ocasión, el Escribano quiere fijarse en un cuadro que hay en ese Palacio de las Cortes y que, creemos, es la obra menos conocida de los pintores españoles. Me refiero al cuadro “La Ejecución de los Comuneros de Castilla”, del pintor alicantino Antoni Gisbert.

Este cuadro fué pintado por Gisbert, en el año 1860, sobre lienzo con unas medidas de 225 x 365 centímetros.  Representa su visión sobre la Guerra de las Comunidades de Castilla, ocurrida entre 1520 y 1522.


Breve biografia del Autor
Antoni Gisbert había nacido en el pueblo alicantino de Alcoy en el año 1834 y falleció en París en el año 1901.  Fué un pintor de temática históridca, que desarrolló su labor en la época de la transición entre el romanticismo y el realismo.

Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid y, posteriormente, en el año 1856, en las ciudades de Roma y París.

Representa una tendencia pictórica de la segunda mitad del siglo XIX, la pintura de grandes acontecimientos históricos en relación con la historia de cada pais.  Es la que, según los expertos, es llamada “pintura de historia” o “realismo retrospectivo”, pues quiere representar con  realismo hechos del pasado histórico español.

En nuestro país representó los ideales liberales.  Fué, además, director del Museo del Prado entre los años 1868 y 1873.

Antonio Gisbert pintó el oleo que nos ocupa cuando contaba con 26 años de edad con la intención de presentarla a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860.  En dicha exposición a la obra se le concedió la Medalla de Primera Clase, decisión que levantó protestas en una parte del público pues la creían merecedora de una Medalla de Honor.  El motivo de este desacuerdo residía en que gran parte del jurado, de corte conservador, vieron en la obra de Gisbert una crítica a la monarquía de carácter absolutista así como un enaltecimiento de aquellos que luchan a favor de las libertades.

El debate sobre esta obra adquiere un carácter político llegando al punto en que Salustano Olózaga, antiguo presidente del consejo de ministros y miembrfo en aquellos momentos de la Real Academia de la Historia, quien define la obra como un grito de rebeldía por la defensa de las libertades, logra convencer al Congreso para que adquiera la obra por la suma de 80.000 reales.  Desde entonces, la obra permanece conservada, y un tanto olvidada, en la primera planta del Palacio de las Cortes de Madrid.

Las revueltas comuneras en Castilla nunca habían sido un tema popular entre lso artistas hasta la llegada de este cuadro.  A partir de entonces, fueron varios los artistas que se inspiraron en esta etapa de la historia para realizar obras que pretendían ser cantos de libertad y ejemplos de lucha contra la tiranía.  Algunos ejemplos de estas obras son “Doña María Pacheco logra salir disfrazada de la ciudad de Toledo merced a la generosidad de Gutierre López de Padilla”, obra fechada en el año 1860 y obra del pintor Manuel Domínguez
Sánchez; “Doña María recibe la noticia de la muerte de su esposo Juan de Padilla”, obra también fechada en el mismo de año de 1860 y realizada por Gabriel Maureta y Aracil.

Descripción del cuadro y sus características
El cuadro de Gisbert representa el momento de ajusticiamiento de los tres cabecillas comuneros (Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco,  Maldonado Pimentel), quienes se enfrentaron a las tropas del Carlos I en la Guerra de las Comunidades de Castilla en contra de sus proyectos imperialistas.  La ejecución de los tres líderes comuneros tuvo lugar el dia 24 de Abril de 1521, un día después de la batalla de Villalar, y tuvo lugar en la plaza mayor de esta villa villa vallisoletana, lugar donde se encuentra la iglesia y cuya silueta sirve de fondo a la composión.

La obra en cuestión puede verse como una secuencia de imágenes donde se representan las tres etapas de la ejecución; la subida al patíbulo representada por Francisco de Maldonado Pimentel, quien asciende al cadalso casi molesto por la intromisión del fraile.  Los preámbulos de la ejecución estan representados por la dignidad de Juan de Padilla quien resignado, y con los brazos cruzados aguarda a que llegue su turno; y, por último, la ejecución, representada por el cuerpo decapitado de Juan Bravo que yace a los pies del verdugo.

La atención del espectador recae, en primer lugar, sobre el toledano Juan de Padilla, eje de la composicón alrededor del cual se distribuyen el resto de los personajes. La perspectiva se plantea de abajo a arriba con el fin de colgar el cuadro a cierta altura y conseguir que el observador tenga una visión del patíbulo idéntica a la que hubiera tenido estando presente aquel día.  Para reforzar este efecto, Antoni Gisbert sitúa el cuerpo decapitado de Juan Bravo junto a la altura de los ojos que logra provocar un mayor impacto y estremecimiento al observador.

Notable es el perfeccionamiento que logra con el dibujo, especialmente del tratamiento que hace de las ropas y texturas apreciándose a primera vista la riqueza de los ropajes que lucen los condenados y la hidalguía en sus poses que indican el origen noble de los personajes allí representados en contraposición comn las ropas y expresiones de los frailes y el resto de personajes mas impersonales.

El Escribano espera que después de leer este pequeo artículo veáis con otros ojos esta obra olvidada de la pintura española del siglo XIX.

EL ESCRIBANO DEL CEE